Bangkok, 12 de marzo
Ya estoy de vuelta al aeropuerto de Bangkok y para irme readaptando a lo que me espera me ha tocado facturar detras de cuatro familias sikh meganumerosas que viajaban con unos 548494968498 bultos por cabeza. El personal del aaeropuerto se ha echado a temblar nada mas verlos y les he visto respirar aliviados cuando la comitiva ha pasado por fin a Inmigracion.
Digo que me tengo que volver a adaptar porque despues de una semana cuya dinamica ha sido playa paradisiacal mas fiesta, donde el unico contacto con no occidentals ha sido con Thais, que son la cosa con menos sangre que he visto jamas, volver a los indios hiperactivos va a doler.
En fin, cuando deje de escribir estaba esperando a que llegaran las cuatro chilenas. Me di un banho en la playa (situada a unos diez metros de nuestra habitacion), tome el sol, me volvi a meter en el agua, y como me aburria como una ostra, decidi seguir con la tactica que habia resultado tan bien durante el viaje, o sea: el acoplamiento. Cerveza en mano, mire la terraza de nuestro hotel. En un Rincon habia dos chicos y con mi ya mas que ejercitado ‘Can I join you?’ me sente con ellos hasta que cerraron la terraza, y me tuve que volver a la habitacion. Estaba ya maldiciendo a las chilenas cuando las oi llegar, todas preocupadas porque la puerta estaba abierta. Besos, abrazos, cuanto tiempo llevas aqui, y cuando nos pusimos al dia, yo me prepare para meterme en la cama, cuando me informaron de que alli se salia todos los dias y que me pusiera a arreglarme. La dinamica fiestera en Koh-Phan-Gan es muy divertida: taxi hasta la playa, elegir un bucket (botellita de alcohol, hielo, bebida y Red Bull), todo en un cubito de plastiquete como los que tienen los ninhos para hacer castillos en la arena, y con cada bucket free paintings, acuarelas gratis, para pintarte por el cuerpo todo lo que quisieras, y sin ningun tipo de comedimiento y mucho entusiasmo nos pusimos a la tarea.
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