Monday 19 March 2012

Welcome to Tailandia!


Miercoles, 7 de marzo
Hoy hace tres semanas que llegue.  Escribo desde la jungla; todo a mi alrededor parece sacado de la película de King Kong o Tarzan. Escribo desde Tailandia. Concretamente, desde la isla de Ko-Phan-Gan. Y estoy aquí de pura chiripa. Me vine con una muy vaga idea de cómo llegar hasta aquí. Solo sabia el nombre de la isla y a lo que venia: la Full Moon Party. Y encima tuve tres crisis. No una ni dos, no: tres. La primera, la noche antes de coger el avión, cuando me dio por leer mi visado indio. Ponía que entre visita y visita tenia que dejar pasar dos meses. Significaba eso que luego no iba a poder entrar?! Un indio me explico que no, que eso era solo si agotaba mis tres meses de visado. En mi caso si podría volver. Me fui a dormir tan campante y a las cinco de la manhana me desperté con otro sobresalto. Joder. Que pasaba ahora? Y es que se me había olvidado mirar si el horario de mi vuelo había cambiado. Como podía estar tan tonta? A esas horas, mi avión podia estar ya de camino a Tailandia, sin mi. Y yo, en la cama, tan ricamente.
Hice cálculos rápidamente y vi que eran las 12.30h de la noche en Espanha, asi que le mande un mensaje a mi hermana para que lo averiguase. El vuelo no había cambiado, gracias a Dios. Y la tercera crisis fue para entrar en Tailandia. Necesitaba una visa? Ni se me había ocurrido preguntarle a las chilenas. Las dos francesas con las que viajaba me dijeron que no, puesto que me quedaba menos de treinta días.
Si, esa ha sido mi táctica para llegar aquí: pegarme a todo quisqui que viera. A estas las vi en el aeropuerto, les pregunte donde iban, y como me dijeron que Bangkok, automáticamente les dije: ‘voy con vosotras!’. Es que yo, por no saber, no sabía ni situar Bangkok o Koh-Phan-Gan en el mapa… Y hace una semana, ni siquiera Tailandia! Asi que con los franceses me fui a su hotel, me tome una cerveza con ellos, averigüé en que estación tenía que coger el bus, y salí a buscar un taxi a la calle. Me intentaron timar y ofendida me fui andando por Bangkok, con la mochila a cuestas, hasta que di con una muchacha que medio hablaba ingles, que a su vez paro a dos más, que me llevaron hasta una parada de autobuses. Por el camino, cuatro palabras, porque no entendían ni papa de ingles y yo de tailandes ya ni os cuento; me salian palabras en bengali. Me quede con lo esencial, que me tenia que bajar en Sai Tai, y tanto pregunte al chico del bus que cuando llegamos una mujer me cogió del brazo y sin mas me llevo a trompicones al baño, a comprar el ticket, y al anden. Y todo esto, sin intercambiar palabra, solo por gestos.  De momento, los tailandeses han sido mi descubrimiento del viaje, que cosa mas maja. En el anden, dos chicas se me acercaron y sin mas me espetaron cual era mi autobús y que si quería que me tradujeran algo, ellas hablaban ingles. Entretanto se sento a mi lado otro francés con una super guía tailandesa y asi saque en claro que tenia que seguir con el hasta la mitad del camino. A las cuatro y media de la manhana llegamos a Chouphon, de donde tenia que coger un barco (a las siete) para Koh-Tao (donde se bajaba el) y luego me entere que ese mismo barco me dejaba en mi isla, porque se me ocurrió preguntarle a un chico con la camiseta de la Full Moon. Asi que, después de otras cinco horas en barco, aquí estoy.
Tailandia no tiene nada que ver con la India. Solo al montarme en el taxi, franceses y yo nos quedamos flipados. El conductor  conducía con zapatos, no digo mas. Y el taxi era nuevo! Nada de bocinazos, ni ruido, el coche tenia aire acondicionado… Dios mio, tanto lujo nos abrumaba. Vimos algunos templos por el camino preciosos. Parecían los de la película de Ana y el Rey, y es que por lo visto Tailandia era el antiguo reino de Siam. Aunque ahora reina una dinastía diferente, y el rey se llama algo asi como Pini Pon, si, como el mas chico que un tapon, pero pronunciado a la tailandesa.
Aparte de todo eso, Bangkok pasa por una ciudad perfectamente occidental. Para entrar en los sitios hay que quitarse los zapatos, eso si, y todo tiene un halo un poco zen. Las calles están llenas de puestos de comida que huelen de maravilla.
Y ahora aquí estoy, en una playita paradisiaca, esperando a que vengan las chilenas, y metiéndome en el agua cada dos minutos porque el calor es insoportable. Lo de salir del avión si que fue una bofetada de calor, no lo de la India. 36 grados de puro clima tropical. Menos mal que estoy en la playa!

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